17 de marzo de 2024

Porrón acollarado

El Porrón acollarado (Aythya collaris) es originario de Norteamérica, y en época de reproducción se extiende sobre buena parte de Canadá y zonas del norte de Estados Unidos. Inverna en las costas de Estados Unidos, así como en México y Centroamérica. En Europa era consideraba como una especie divagante, pero desde la década de 1970 es un invernante regular, e incluso algunas aves permanecen durante todo en el norte de Escocia, noroeste de Finlandia y varios humedales en Irlanda e Inglaterra. Según se refleja en el III Atlas de las aves en época de reproducción en España, en los inviernos de 2016 a 2018 invernaron alrededor de 20 ejemplares. El 17 de marzo de 2024 descubrí la hembra de la fotografía en la cola del embalse de Urrunaga cercana al pueblo de Ollerías, pero en la orilla del municipio de Zigoitia (Araba).

16 de marzo de 2024

¿Cómo eran los bosques de Europa antes del Homo sapiens?


37 autores publicaron el artículo "Substantial light woodland and open vegetation characterized the temperate forest biome before Homo sapiens" (Bosques bastante claros y vegetación abierta caracterizaron el bioma del bosque templado anterior al Homo sapiens), publicado en Science Advances el 10 de noviembre de 2023. El resumen puede traducirse así: "El grado de apertura de la vegetación en los paisajes europeos del pasado es un tema ampliamente debatido. En particular, el bioma de bosque templado se ha definido tradicionalmente como un bosque denso y de dosel cerrado; sin embargo, algunos expertos argumentan que los grandes herbívoros mantuvieron una mayor apertura o incluso condiciones de pasto arbolado. Aquí, abordamos esta pregunta para el último período interglaciar (hace 129.000-116.000 años), antes de la disminución de la megafauna provocada por el Homo sapiens y la transformación antropogénica del paisaje. Aplicamos el método de reconstrucción de vegetación REVEALS a 96 registros de polen del último período interglaciar. Encontramos que los bosques claros y la vegetación abierta representaron, en promedio, más del 50% de la cobertura vegetal durante este período. El grado de apertura fue muy variable y sólo parcialmente relacionado con factores climáticos, lo que indica la importancia de los regímenes de perturbación natural. Según los resultados de los autores, el bioma de bosque templado fue históricamente heterogéneo en lugar de uniformemente denso, lo que es congruente con la dependencia de gran parte de la biodiversidad europea contemporánea de la vegetación abierta y los bosques claros."

El grado de apertura de la vegetación en los paisajes europeos del pasado es un tema ampliamente debatido. Las incertidumbres son especialmente agudas en los bosques templados, donde se necesitan estimaciones precisas como base para la restauración de los ecosistemas. La visión tradicional es que los bosques de dosel cerrado, como estado culminante de la sucesión de la vegetación, habrían dominado el bioma del bosque templado antes del aumento de la presencia humana. En las últimas dos décadas, las reconstrucciones basadas en indicadores han desafiado esta visión de los bosques europeos. Recientes reconstrucciones basadas en estudios de polen en el Holoceno han demostrado que las comparaciones tradicionales del porcentaje de polen de árboles y el resto subestiman mucho la cobertura de pastos y brezales. En apoyo de este hallazgo, los registros fósiles de moluscos y coleópteros de hábitats específicos indicaron que la vegetación abierta y semiabierta dominó a principios y mediados del Holoceno (hace 6.000-11.700 años) y durante el último período interglaciar (hace 116.000-129.000 años), respectivamente. Por lo tanto, en lugar de un paisaje de bosques cerrados exclusivamente, Europa era un paisaje heterogéneo que presentaba una mezcla de vegetación cerrada, abierta y semiabierta, como pastizales, matorrales y pastos arbolados. Sin embargo, a principios del Holoceno, no está claro hasta qué punto la vegetación abierta es una señal antropogénica. La extensión de la vegetación abierta antes de los impactos del Homo sapiens, en el bioma de los bosques templados y en Europa en general, sigue estando mal cuantificada.


Los investigadores a menudo han considerado que el Holoceno temprano y medio, antes de la adopción generalizada de la agricultura, es un punto de referencia apropiado para el estudio de la estructura de la vegetación anterior a los humanos. Sin embargo, como punto de referencia para Europa, el Holoceno temprano y medio es insuficiente, principalmente debido al impacto de la llegada del Homo sapiens (hace unos 54.000 años). Si bien los humanos anteriores, como los neandertales (H. neanderthalensis), probablemente tuvieron efectos localizados sobre la vegetación, hay evidencia del uso generalizado del fuego por parte del H. sapiens para dar forma a la vegetación durante el Mesolítico. Además, es probable que H. sapiens haya reducido la densidad y distribución de los grandes herbívoros mucho más que los homínidos anteriores. Los grandes herbívoros influyen mucho en la apertura de la vegetación. La expansión global de H. sapiens está asociada con notables reducciones en la riqueza y diversidad de los grandes herbívoros, con pérdidas particularmente graves entre las especies más grandes. Es probable que estas dinámicas de caza de animales hayan reducido la capacidad de la fauna para promover la apertura en los paisajes. Antes de estas pérdidas, la alta diversidad de megafauna fue típica en Europa y en todo el mundo durante más de 20 millones de años. Para entender las dinámicas de vegetación anterior al H. sapiens y sus implicaciones para las adaptaciones evolutivas de las especies, es importante dilucidar la estructura de la vegetación antes de la reducción de la fauna del Cuaternario tardío.

Los resultados mostraron que, antes de la llegada del H. sapiens, en Europa estaba muy extendida una vegetación muy heterogénea. Los taxones que indican vegetación boscosa abierta y clara estuvieron muy representados junto con los bosques cerrados de árboles tolerantes a la sombra. En el período templado temprano, la vegetación abierta representó un promedio del 21% de la cubierta vegetal, y los taxones de bosques aclarados representaron un 53% adicional. Encontraron que el 16% de las cuadrículas estudiadas contenían vegetación abierta en más del 50% de su área, y niveles bajos de taxones de vegetación abierta, del 0-10%, en el 48% de las cuadrículas. En el período templado tardío, la vegetación abierta representó un promedio del 19% de la cubierta vegetal, y los taxones de bosques claros representaron un 28% adicional. Encontraron que el 15% de las cuadrículas contenían más del 50% de vegetación abierta. El período templado tardío tuvo más cuadrículas con menos del 10% de taxones de vegetación abierta.

Durante ambos períodos de tiempo, Poaceae (pastos) y Cyperaceae (pastos muy húmedos) fueron los taxones dominantes de vegetación abierta, y Corylus avellana (avellano) fue el taxón dominante de bosques claros. Otros taxones comunes en las dos categorías fueron ArtemisiaAmaranthaceae/ChenopodiaceaeEricaceae (brezos), Rumex spp. (acederas), Calluna vulgaris (brecina), Betula spp. (abedules), Pinus spp. (pinos), Salix spp. (sauces) y Taxus baccata (tejo).


El análisis de la apertura de la vegetación en Europa antes de la llegada de H. sapiens reveló tres hallazgos principales. En primer lugar, la vegetación boscosa abierta y ligera era común en el bioma de bosque templado durante el último periodo interglaciar. En segundo lugar, la cobertura vegetal fue muy variable, y la proporción de vegetación abierta varió ampliamente en todo el área de distribución. En conjunto, estos hallazgos sugieren que, antes de que llegase H. sapiens, el bioma de bosque templado europeo era un paisaje boscoso heterogéneo con una vegetación boscosa amplia pero variada, abierta y ligera. Por último, la variación en la cubierta vegetal abierta sólo podría explicarse parcialmente por variables climáticas, topográficas y edáficas.

La presencia de pastizales, praderas y otra vegetación abierta ha sido indicada por registros de macrofósiles de plantas, moluscos y escarabajos; análisis de dietas de grandes herbívoros; y la presencia de taxones de herbáceas que caracterizan pastizales y suelos perturbados, como Artemisia spp.Amaranthaceae, Chenopodiaceae y Rumex spp. Dichos hallazgos han proporcionado indicaciones útiles de vegetación abierta durante el último período interglaciar, pero previamente han entrado en conflicto con los hallazgos de los registros de polen. Por ejemplo, en las Islas Británicas, los conjuntos de coleópteros indicaron la presencia de hasta un 55% de paisajes de pastos boscosos, así como hábitats abiertos y cerrados en el último período interglaciar. En Europa Central, el registro de mamíferos indicó un ambiente en mosaico de vegetación boscosa y abierta, basado en la frecuente aparición de Equus ferus (caballo salvaje), Bison spp. (bisontes) y Bos primigenius (uro). Además, los análisis de pequeños mamíferos revelaron diversas composiciones faunísticas indicativas de diversos hábitats. Un número considerable de habitantes de paisajes abiertos (por ejemplo, los topillos Microtus agrestis y Microtus arvalis), así como especies que habitan en los bosques (por ejemplo, el ratón de campo Apodemus sylvaticus y el topillo rojo Myodes glareolus) estuvieron presentes en toda Europa durante el último período interglaciar. Nuestros resultados presentan un paso importante hacia la resolución de las contradicciones entre las estimaciones de la estructura de la vegetación basadas en la flora y la fauna durante el último período interglaciar.


La gran abundancia de Corylus avellana (avellano) y robles (Quercus spp.) en la categoría de bosques claros respalda la presencia de paisajes semiabiertos y es indicativo de regímenes de perturbación en curso. El avellano y los robles fueron particularmente frecuentes durante el período templado temprano, ya que estos taxones son moderadamente exigentes con la luz y crecen de manera oportunista en áreas de bosques abiertos o claros de perturbación reciente. Además, la regeneración de los robledales ocurre principalmente en paisajes dinámicos y heterogéneos sujetos a perturbaciones causadas por el pastoreo de animales y el fuego, por ejemplo. Tanto el avellano como los robles no logran regenerarse bajo un dosel denso y ambos taxones persistieron durante milenios durante el período templado. Aunque menos común, la presencia continua de avellano y robles en el período templado tardío es consistente con un paisaje heterogéneo con elementos abiertos variados, lo que sugiere la presencia de perturbaciones continuas.

La presencia de taxones de bosques abiertos y claros sugiere una alteración continua de la vegetación. Un candidato plausible es la rica comunidad de megafauna de Europa durante el último periodo interglaciar. Los grandes herbívoros son ingenieros ecológicos capaces de alterar la vegetación a escala de paisaje. Su gran tamaño corporal requiere el consumo de grandes cantidades de biomasa vegetal, lo que afecta aún más la vegetación mediante el pisoteo, el desenraizamiento y el descortezado, así como mediante la dispersión de semillas y el ciclo biogeoquímico. Los efectos de los grandes herbívoros sobre la estructura de la vegetación y el funcionamiento más amplio de los ecosistemas han sido bien investigados en los últimos años, especialmente en relación con los efectos de las reintroducciones en todo el ecosistema. En los sistemas europeos modernos, los grandes herbívoros de vida libre pueden tener efectos considerables y duraderos en la composición y estructura de la vegetación, por ejemplo, generando o manteniendo vegetación abierta y semiabierta. Además, sus efectos podrían ser más intensos en climas oceánicos templados, donde el tamaño de la población no está limitado por el frío y la sequía. En comparación con la Europa actual, durante el último período interglaciar, Europa fue el hogar de un número considerablemente mayor de herbívoros de mayor tamaño, incluidos elefantes y otros megaherbívoros con fuertes efectos sobre la estructura de la vegetación. Nuestras estimaciones de alta apertura para Inglaterra son consistentes con estimaciones anteriores basadas en escarabajos, que también indican una alta abundancia de grandes herbívoros a un nivel suficiente para generar vegetación abierta en suelos adyacentes a humedales fértiles en la Europa occidental actual.

Tradicionalmente, se ha creído que los bosques de dosel cerrado dominaban el bioma del bosque templado antes de los humanos modernos. Nuestros hallazgos muestran que los bosques europeos incluyen elementos sustanciales de bosques abiertos y ligeros y sugieren un papel importante en los procesos que mantienen hábitats abiertos. Esto puede tener implicaciones importantes para la biota europea y particularmente para las especies más raras que dependen de paisajes abiertos, intermedios y perturbados. En consecuencia, los enfoques comunes de restauración, como la plantación de árboles, corren el riesgo de crear hábitats desfavorables para la biodiversidad que ha evolucionado en paisajes heterogéneos. La conservación trófica y otros enfoques destinados a restaurar los factores naturales de perturbación pueden ser más adecuados para restaurar los biomas forestales europeos porque promueven directamente procesos que aumentan la heterogeneidad del hábitat. Debido al valor de comprender la estructura de la conservación y restauración de un bioma, abogamos por una reinterpretación del bioma del bosque templado que refleje la vegetación abierta y los bosques claros.

2 de marzo de 2024

Cuón de Obarreta

Cráneo y mandíbulas de Cuón

El cuón fue descrito con el nombre de Canis alpina por el zoólogo prusiano Peter Simon Pallas (1741-1811) en Zoographia Rosso-Asiatica, publicado en San Petersburgo, en concreto, en el volumen que se publicó en el año de su fallecimiento. El inglés Brian Houghton Hodgson incluyó la especie en un género al que llamó Cuon en el año 1838. Cuon alpinus es la única especie del género. Junto al lobo y al licaón, es uno de tres cánidos salvajes que viven y cazan en manada. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza lo ha incluido en la categoría de En Peligro, con varias poblaciones en el sureste de Asia, en declive, con 1000-2000 individuos reproductores. La población más numerosa se encuentra en India. El cuón durante el Pleistoceno vivía en toda Eurasia y Norteamérica. Cuon alpinus priscus fue el primer miembro de género en el Pleistoceno medio. Fue seguido por C. a. fossilis y C. a. europaeus en el Pleistoceno medio y superior. Esta última subespecie vivió en gran parte de Europa Occidental y Central. Jesús Altuna publicó "Hallazgo de un cuón (Cuon alpinus Pallas) en Obarreta, Gorbea (Vizcaya)" en 1983 en la revista Kobie, referido a un ejemplar perteneciente a C. a. europaeus, hallado en Obarreta, municipio de Orozko (Bizkaia). Tomé esta fotografía en el Arkeologia Museoa de Bilbao el 1 de marzo de 2024.
Obarreta

Según los autores del artículo "The first record of Cuon alpinus (Pallas, 1811) from Poland and the possible impact of other large canids on the evolution of the species", publicado en 2021 en la revista Journal of Quaternay Science, en Europa hace 650.000-480.000 años Lycaon lycaonoides dominaba en los ecosistemas abiertos. Hace 430.000-480.000 años hubo una reducción drástica en el número y en el área de distribución de L. lycaonoides hasta que se extinguió en Eurasia hace 450.000-400.000 años. Hace 300.000-400.000 años, Cuon alpinus europaeus todavía era de tamaño similar al del lobo, pero el lobo fue haciéndose más grande con el paso del tiempo. Hace 250.000-300.000 años, el lobo pasó a ocupar el nicho que había ocupado L. lycaonoides. La competencia con el lobo hizo que el cuón se fuera haciendo más pequeño progresivamente y se adaptara a vivir en bosques, mesetas y montañas, para evitar al lobo que ocupó los ecosistemas abiertos.
Ídem

Obarreta es una red de galerías y simas con tres entradas. Dos de ellas son el resultado de la evolución en profundidad de dolinas nivales y la tercera es una cueva-sima situada por encima y que se comunica con las anteriores a través de una red de pozos. Tomé estas dos dos últimas fotografías el 3 de octubre de 2013.

1 de marzo de 2024

Castro del Cerco de Bolunburu

El Cerco de Bolunburu fue descubierto como un “castro o recinto amurallado“ en 1998 por Juan Luis Díez de Mena, "Koldo", guarda forestal de la Diputación Foral de Bizkaia, y poco después encontró varios fragmentos de molinos, dejando en evidencia su antigüedad. El yacimiento fue identificado posteriormente como un pequeño castro de la Segunda Edad del Hierro a raíz de los sondeos arqueológicos practicados en el año 2002 por María José Yarritu y Mertxe Kandina. El lugar se encuentra en una colina sobre el río Cadagua a su paso por el municipio de Zalla, coronada en su cima por un recinto amurallado soterrado que delimita un aterrazamiento artificial practicado en el lado sur del espolón rocoso. El castro tiene una superficie de 4.000 metros cuadrados y un perímetro de 158 metros. 
El yacimiento arqueológico se encuentra situado, en toda su extensión, dentro de terreno calificado como “Monte de Utilidad Pública” nº 129, con la denominación de “Monte de Zalla”. La propiedad es del Ayuntamiento de Zalla y su gestión es llevada a cabo por el Servicio de Montes del Departamento de Sostenibilidad y Medio Natural de la Diputación de Bizkaia. El 19 de junio de 2020 Gobierno vasco inició los trámites para la declaración de bien cultural el castro Cerco de Bolunburu. En esta fotografía se observa la muralla y el foso.
El anillo defensivo que da forma al castro está formado por una muralla de mampostería de arenisca trabada sin argamasa o con rellenos de barro en las zonas más irregulares. Juan Luis Díaz de Mena nos explicó las características de la muralla. Para más detalles, puede leerse "El Cerco de Bolunburu. Un recinto fortificado de la Edad del Hierro en Bizkaia".
Las características de la muralla son similares a las observadas en otros emplazamientos de la misma época conocidos en Bizkaia. Su altura exterior original ha sido estimada cercana a los 4 metros en algunos puntos, tal como señalan los marcados desniveles del terreno. La obra contaba con un doble paño, interno y externo, que servía para forrar un relleno formado por tierra y piedra. Su anchura debió de haber oscilado entre los 3 y 4 metros. El desarrollo de la muralla puede seguirse a lo largo de todo el lado sur del espolón sobre el que se asienta el castro. El lado septentrional no contó con defensas artificiales, innecesarias por la existencia de un fuerte escarpe natural.
El castro contó con una única puerta de acceso abierta en la muralla.
La estructura de la puerta de entrada ha podido ser reconstruida con fidelidad, ya que parte de ella ha llegado hasta nuestros días.
Unos círculos rojos fijados sobre las piedras superiores indican la parte de la muralla en su posición original que ha llegado hasta nuestros días.
Otra fotografía de la puerta de entrada al recinto amurrallado.
De nuevo, los círculos rojos indican la parte de la muralla original conservada.
La puerta del castro visto desde dentro del recinto amurallado.
Edificio triangular con poco más de 15 metros cuadrados de superficie útil, adosado a la muralla y sin hogar, por lo que debió servir como almacén.
Se conservan los hogares de varias cabañas rectangulares, a juzgar por la posición de los agujeros de los postes situados en los vértices de las cabañas, algunas de ellas adosadas a la muralla. Los hogares constan de una laja de arenisca y un agujero donde iría situado el soporte de donde se colgaba el caldero donde debían cocinar.
Estos son los restos de un horno de fundición de metales. En el relleno de preparación del suelo se han podido recuperar varios fragmentos de escorias globulares de hierro que nos indican que, al menos en la fase previa al acondicionamiento de esta estructura, la zona fue utilizada para realizar actividades relacionadas con la forja.
Zona excavada dentro del recinto amurrallado.
En el castro del Cerco de Bolunburu destaca la abundancia de los molinos encontrados. Para más detalle, puede leerse "Los molinos de El Cerco de Bolunburu (Zalla, Bizkaia). Una primera aproximación", donde explican que morfológicamente son uniformes y hechos en todos los casos de la misma clase de roca como materia prima, lo que hace sospechar un origen común, local. La identificación de afloramientos de asperón muy cerca del castro, en su ladera escarpada orientada al norte, refuerza esta idea.
Estos molinos de mano circulares constan de una parte durmiente (meta) y otra giratoria (catillus). Estudiaron 75 fragmentos de molino, lo que ha permitido centrar la cronología del yacimiento en la segunda Edad del Hierro, dentro de un período que abarca desde el siglo IV a.C. al siglo I d.C. 
Panel explicativo.
Detalle del panel explicativo.
Interior del castro del Cerco de Bolunburu.
Castro del Cerco de Bolunburu desde el Pico Bandera o Espaldaseca, en el límite entre Bizkaia y Burgos.
Juan Luis Díez de Mena me condujo hasta el castro del Cerco de Bolunburu y me explicó muchos detalles del mismo el 3 de julio de 2020, cuando tomé estas fotografías.
Tomé esta fotografía en el Bizkaiko Arkeologia Museoa el 1 de marzo de 2024.

Abrigo de Axlor

Desde el descubrimiento del hombre neandertal en el año 1856 hasta este año, esta subespecie humana ha cargado con la mala fama de ser menos inteligente, aunque más fuerte, que Homo sapiens sapiens. Sin embargo, el 7 de mayo de 2011 en la revista Science se publicó el artículo "A draft sequence of the Neandertal genome", que demuestra que el 1-4% de nuestro genoma procede del hombre neandertal, extinguido como subespecie hace unos 30.000 años. Los africanos subsaharianos serían los únicos Homo sapiens sapiens sin genes neandertales, ya que el cruce entre miembros de ambas subespecies se debió producir en Oriente Medio o el norte de África hace 50.000-80.000 años.
El abrigo de Axlor se encuentra al pie de un pequeño cantil sobre el arroyo de Baltzola, cerca del pueblo de Indusi, municipio de Dima (Bizkaia). El 15 de noviembre de 2009 tomé estas fotografías. Desde el año 2000, Joseba Ríos, Jesús González y Juan José Ibáñez excavan un yacimiento con restos neandertales. José Miguel Barandiaran lo reconoció en el año 1932 como yacimiento arqueológico, aunque no comenzó su excavación hasta 35 años después, en 1967, y se prolongó hasta 1974, en 8 campañas anuales consecutivas. Desde entonces los avances en el estudio del hombre prehistórico han sido vertiginosos.
Tomé esta fotografía en el Bizkaiko Arkeologia Museoa el 1 de marzo de 2024.

26 de febrero de 2024

Pato mandarín

El Pato mandarín (Aix galericulata) es una anátida exótica, habitual en zoológicos y en colecciones particulares. Se observan aves escapadas de cautividad en la península Ibérica. El Comité de Rarezas de la SEO en el período 1984-96 ha homologado 7 citas en España, con un total de 23 aves registradas. Mi amigo Serafín Alarcón observó 4 aves en embalse de Urrunaga, Legutio (Araba) el 11 de diciembre de 2015 y un macho y una hembra en el embalse de Urtegia, cerca de Murua, municipio de Zigoitia (Araba), el 12 de febrero de 2024.

6 de febrero de 2024

Excavación arqueológica en San Pedro de Abrisketa

Ermita de San Pedro de Abrisketa

En el municipio de Arrigorriaga se encuentra esta ermita románica que data del siglo XI-XII con elementos prerrománicos anteriores, incluyendo algunos fragmentos de estelas sepulcrales romanas con inscripciones latinas, como una en la que puede leerse STTL, el acrónimo de Sit Tibi Terra Levis, el conocido "que la tierra te sea leve".
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Según el artículo "Monumentos funerarios en las ermitas de Bizkaia" de Gurutzi Arregi Azpeitia, publicado en 1994, "también es destacable un bloque de arenisca con las dos caras decoradas. En un lado se representa una cruz griega con las letras alfa y omega pendiendo de sus brazos. El otro con incisiones más rudas, ofrece una decoración cuya composición está en sentido inverso a la anterior."
Ventana prerrománica

En el ábside se encuentra esta ventana monolítica descentrada respecto al eje del presbiterio, coronada por un fragmento con taqueado ajedrezado o jaqués (por su abundancia en la decoración de la catedral de Jaca), un tipo de ornamentación arquitectónica de finales del siglo XI. Toda la superficie está decorada y el hueco original fue agrandado y cortado a bisel.
Medallón labrado con figuras humanas

Este altorrelieve sobre piedra arenisca es una pareja haciendo el amor. La iconografía románica se caracteriza por la representación explícita del pecado. En las ermitas y las iglesias rurales románicas son habituales las representaciones de personas enseñando sus genitales, masturbándose o copulado. Desde el siglo IX la fornicación, la lujuria y lascivia eran castigadas por la Iglesia por ser considerados un pecado capital.
Las arqueólogas en la excavación el 1 de febrero de 2024

En enero de 2024 ha comenzado una excavación arqueológica alrededor de la ermita de San Pedro de Abrisketa. En la fotografía están las arqueólogas Teresa Campos (izda.), de la Universidad del País Vasco y directora de la excavación, y Aitziber González García (dcha.), de Ondare Babesa S. L. 
Nicho con un esqueleto por desenterrar

En los pocos días que llevan trabajando ya han encontrado los esqueletos de varias personas enterradas en nichos individuales hace más de 1000 años y varios fragmentos de cerámica romana de los siglos II-III.
Cráneo humano asomando en la cabecera del nicho

Como se puede leer en esta noticia periodística del 31 de enero, el sábado 3 de febrero se realizarán dos visitas guiadas, una en castellano a las 11 de la mañana y la otra en euskera a las 12.
Cráneo y huesos largos poco antes de su extracción el 6 de febrero

30 de enero de 2024

Cueva de Arrillor

Cueva de Arrillor

La cueva de Arrillor se encuentra en el Parque Natural de Gorbeia, a 720 metros de altitud y cerca del río Zubialde, a donde se llega desde el pueblo de Murua, municipio de Zigoitia (Araba). Tiene 150 metros de longitud y dirigió su excavación Andoni Sáenz de Buruaga.
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La cueva de Arrillor está protegida por una jaula metálica para preservarla.
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Tomé estas fotografías de la cueva el 30 de enero de 2024.
Huesos y piezas dentarias de Rebeco y Marmota

Se han recuperado huesos y piezas dentarias de hace 100.000-35.000 años de varias especies de mamíferos hoy extinguidas en el País Vasco, pero que formaron parte de su fauna hace varios miles de años. El 29 es una falange segunda de un rebeco (Rupicapra pyrenaica), el 30 un molar tercero superior de rebeco y el 31 una mandíbula con incisivo y molares de marmota (Marmota marmota). Las fotografías de los restos paleontológicos las tomé en el Museo Arqueológico de Álava el 27 de diciembre de 2023.

Marmota fotografiada en los Alpes suizos

Rebecos fotografiados en los Picos de Europa

Mandíbulas de Leopardo (Panthera pardus)

Leopardo fotografiado en el Parque Nacional Kruger de Sudáfrica

Astrágalo de Uro (Bos primigenius)

Molares de leche de rinoceronte extinto

Mandíbula de Cabra montés (Capra pyrenaica)

Cabra montés fotografiada en la Sierra de Gredos

Maxilar superior de Uro o Bisonte